En esta historia están involucrados tres jóvenes cuya historia se enfrenta, primero a la posición paterna, luego a la venganza y finalmente a una enfermedad mortal. Escenas bien producidas, situaciones jocosas y con escenarios deslumbrantes que muestran a Taiwán en todo su esplendor, son el agregado de valor de esta producción asiática.
Amor Azul ofrece además la divertida ocasión de conocer la cultura, la geografía y las costumbres que al público venezolano quizás les parecerán timoratas, pero -sin duda- divertidas.
Amor Azul viene a sustituir a otro producto asiático, Pan, amor y sueño, de factura coreana, cuyo rendimiento ha sido satisfactorio. Así pues, los melodramas asiáticos ganan terreno en Venezuela, cuya teleaudiencia empieza a dejarse seducir por estas telenovelas impregnadas de un romanticismo universal que traspasa la barrera del idioma y la cultura. Con actuaciones muy naturales y protagonistas con un físico atractivo pero no deslumbrante. Otra característica de estas producciones es que son bastante concisas (por lo tanto cortas en duración) y con finales no siempre felices.
Esta presencia reiterada de novelas asiáticas en la pantalla chica, rememora tiempos atrás cuando abundaban en la televisión los dibujos animados y teleseries asiáticas tales como capitán Centella, Candy Candy, Mazinger Z, entre muchos otras.
